Buenos y confinados dias. Increible que esté aquí.
Tenía todos los papeles en contra, las niñas aún en los estudios (universidad, una fuera...) economía ajustada y encima con mudanzas, a 30 años de mi última moto (Lambreta 150) y gusto por las "monos" de aire, clásicas y media-baja cilindrada, y.. aquí me vais a matar, odiando los "pepinos japoneses"!. Peeero, a los sesentaitantos va y un amigo que ha de despejar el garaje, y me regala una GSX 600F.
Y bien, empieza la reconstrucción, pues esta desarmada desde casi 10 años, pues engrasaba una bujía. Miro coste de Juntas de Culatas...y descubro que casi sale igual comprar un motor de segunda mano. No me lo pienso, peer, surgen problemas. El transportista le rompe la tapa balancines, no importa, le coloco la suya. El motor no es el 705 del 90 sino el 706 del 91, (culpa mía, si) que cambia en que tiene un cable más en el sensor de encendido, se ignora y se sigue adelante. Viene el Coronavirus, mi colega se queda solo restaurando la bicha. Problemas con un carburador, inexplicablemente tenía la cubeta llena de aceite. Arranca por fín...no hay presión de aceite. Lo revisamos (perdón, lo revisa mi colega, el Doctor Chane...) y cuando nos tememos lo peor, procedemos a desmontar la bomba de aceite.... taponada por papel!. Mi mente conspiranoica piensa rápidamente "Arias Paz citaba el serrín para camuflar las holguras del cambio, ergo el cambio está fatal". Pues no, aquí, el menda, en lo poco que hizo montó probablemente el alternador sin cerciorarse que había retirado los papeles que protegen los orificios. Hace 20 días que tendría que estar dando motazos por ahí, y la cosa está como está.
Eso sí, he leído mucho sobre la moto.. y me como mis palabras de "pepino japonés", la GSX tiene aquello que respeto de un motor, fiabilidad, buen par, robustez, y el tiempo le dió la razón sobre sus coetáneas.
Disculpad el tocho, y nos vemos.